—FIBOS—
Poesía matemática basada en la Secuencia Fibonacci
φ
PHIBO (o “estrella andalusí”)
CREACIÓN
φ
Tú,
Phi,
eres
pálpito
efervescente.
Ah tú, áurea maravilla,
copulas con la esencia auroral del número
hasta lograr la suma de las partes por el todo y alcanzar lo eterno.
Indefinible concepción del infinito
expresada en la exquisita
música versal
que emana
pura
de
ti
φ
INTRODUCCIÓN
Desde antiguo, encontramos signos, claves, señuelos y mundos oníricos, tanto en la pintura como en la arquitectura y muchas otras artes. La poesía no puede por menos, como Arte precursora de las demás artes, que sumarse a esta especie de investigación que nos lleve al excelso descubrimiento o, simplemente, a la maravilla del paso el tiempo en estado de gracia.
PHIBOS
Entiendo las formas poéticas —las Artes en general—, como algo totalmente alejado del encasillamiento y no como ente repetitivo que no encuentra caminos. Todas las artes evolucionan, buscan, ensayan, llegan a las tripas de la materia buscando con mirada diferente un algo diferenciador en positivo que permita mostrar lo que permanece oculto a simple vista.
Ante el lado tosco de la realidad de las cosas, el verso es siempre catalizador; instrumento evanescente que penetra lo recóndito mostrando las esencias escondidas. En el caso de los Phibos, el poema toma la matemática de la vida, la seduce, se deja seducir, se hermana y establece una especie de simbiosis hermosísima que lleva a la conjunción de dos elementos aparentemente alejados, nutriéndose de la savia común y alumbrando formas poéticas calientes del frío cálculo matemático. El resultado puede que no aporte grandes descubrimientos pero lleva el sello del entretenimiento en una época traumatizada por las prisas y el desencanto estético.
¿QUÉ SON LOS PHIBOS?
Los PHIBOS son pequeños poemas basados en el número áureo o de oro —también llamado número dorado, sección áurea, razón áurea, razón dorada, media áurea, proporción áurea y divina proporción— representado por la letra griega φ (fi) (en honor al escultor griego Fidias).
Phi nace como parte de una Razón geométrica; tal como su hermano Pi, el conocido 3,14,16. Son parecidos pero distintos pues Pi es eminentemente matemático mientras Phi es esencialmente matemático-geométrico-estético.
Phi, también llamado “Divina proporción”, es el número que define y determina la deliciosa disposición de los pétalos de una rosa; la famosa pintura de Salvador Dalí “Sacramento de la Última Cena”; las conchas espirales de los moluscos o hasta incluso la cría de conejos. Un número misterioso que en literatura matemática especializada se representa como la letra griega “tau”, aunque a principios del siglo XX, el matemático estadounidense Mark Barr le dio el nombre de “Phi”, la primera letra griega del nombre de Fidias, el gran escultor griego que vivió alrededor del 490 al 430 a.C.
Hace un tiempo, a finales del pasado siglo, inicié en lengua española —al tiempo que mi apreciado colega Gregory K. Pincus, cinco años más tarde (desconocidos ambos entonces el uno para el otro aunque mi primer registro de Phibo data de 2001 y el suyo de 2006) lo hacía en lengua inglesa—, la construcción de poemas basados en la Secuencia Fibonacci aplicando dicha secuencia en orden creciente y decreciente. Pincus (sólo concibió sus poemas secuenciales en orden creciente y hasta de 13 sílabas), les dio el nombre de FIB y yo el de PHIBOS, ambos en honor a Fibonacci.
Debido a la forma que adquiere el phibo creciente-decreciente cuando se centra el texto (forma de rombo o estrella) una vez terminado y dada su rara belleza y singular estética, les llamé también “Estrella andalusí”
La secuencia de Fibonacci se puede encontrar en la Naturaleza, en la que la flor del girasol, por ejemplo, tiene veintiuna espirales que van en una dirección y treinta y cuatro que van en la otra; ambos son números consecutivos de Fibonacci. La parte externa de una piña piñonera tiene espirales que van en sentido de las manecillas del reloj y otras que lo hacen en sentido contrario, y la proporción entre el número de unas y otras espirales tiene valores secuenciales de Fibonacci. En las elegantes curvas de una concha de nautilus, cada nueva circunvolución completa cumplirá una proporción de 1:1,618, si se compara con la distancia desde el centro de la espiral precedente.
Todo lo relacionado con la Divina proporción es mágico e impresionante, pero no quiero cansar a nadie con datos técnicos que puede encontrar fácilmente en los libros. Lo que pretendo es aplicar la “Secuencia Fibonacci” a la Poesía y construir poemas basados en ella. Es la manera de unir la línea con la estética —geometría y matemáticas—, originando fractales crecientes-decrecientes de inusitada belleza que comienzan y acaban en sí mismos tal como hace cualquier tipo de materia universal pero jamás perecen.
En Almería, Andalucía, España, año 2001
Antonio García Vargas
Escritor, investigador y profesor de Metros clásicos grecolatinos cuantitativos, adaptados a las Lenguas derivadas del Latín y su Sistema Métrico cualitativo.
Registro 1º – Propiedad Intelectual: Código 1210242561453
07 septiembre, 2001
Ampliación posterior del Registro:
ANEXO, año 2016
A la hora de reflejar sus contenidos en el Registro de la Propiedad Intelectual la llamé PHIBO (FIBO) en honor a Fibonacci y sus bases se rigen por el Sistema Métrico Español, como norma, salvo en el final de verso donde la última palabra tiene solo valor prosódico. Asimismo, toda manifestación artística de cualquier índole —pictórica, musical, escultórica, etc.—, basada o derivada de la obras-modelo registradas en esta fórmula o secuencia versal, sea cual sea el material empleado, queda suficientemente incluida en este Registro general sobre la Propiedad Intelectual en cuanto a autoría de la persona reflejada en dicho Registro y todos los Derechos quedan asimismo Reservados, tanto a nivel nacional como internacional.
Código de ampliación Registro: 1602106485065
Licencia Pública de la Unión Europea v1.1
Fecha de registro: 10-feb-2016 16:11 UTC