DOS POEMAS DE AMOR

AVES DE PASO

Desplegarme, ser pájaro de aire, vuelo exacto.
Recitarte en mi nube, versarte en mis plumas,
diluir mi candor, sepultarme
en tu vientre.
En la ‘U’ magistral de tus signos
retomar del azul de los cielos
nuestros nombres
verdaderos.
Latigarte con furia, calmar tus ardores,
escucharte en el grito animal del orgasmo
entre gotas de tinta y de llanto
y de risas.
Culminar la fugaz creación, y lamerte,
ora beso,
ora cábala,
ora verso.
Un apenas exhalo en los cósmicos pétalos
de tus letras,
de costado, delante, detrás,
desalando, pequeños, menudos, los ritmos
de tus senos.
En silente alborada, sin prisas,
entre cauto y veloz me sumerjo en el tajo
de tu cuenco de plata, zagala,
de puntillas,
o casi
… tan ligero.

697 caracteres     125 palabras

 

 

FLUCTUAR ENTRE METÁFORA Y GUARISMO

Dispararme veloz como la flecha
          que al cabalgar el aire sopesara
si ser mujer es décima o endecha
           o lira que el prosista lapidara.

Y penetrar en ti, ligera, suave brisa,
ser música fugaz, tal vez ser movimiento,
un hálito de azul, un soplo, apenas viento,
de mi fuego interior ser polvo, ser ceniza.

El verso primo es número y es ritmo.
¿Trasunto de algún lapso matemático?
¡Ah, sublime ecuación! Ente cromático.
Fluctuante ser. ¿Metáfora? ¿Guarismo?

¡Y amar, amor! Subir, bajar por tu cadera
buscando en el otoño... ¿'aquella' primavera’?

570 caracteres     95 palabras

CASIDA DEL PESCADOR

DCIM100MEDIA

—dedicado al barrio almeriense de Pescadería, en Almería (España)—

Un pescador, un mar, una coplilla,
piar de pajarillos en el cielo, una frágil barquita, remo y quilla,
un aquilón de miel y caramelo. Pececillos dorados, cola y nalgas,
sirenos de marfil cantando al sol, un salmón de cristal entre las algas,
un ballenato azul, un caracol. Una luna de gasas y jazmines
derrama en una nube su pasión, entre notas de banjos y violines
copula con la escarcha un negro halcón. El manto de la noche cubre al día,
varada ya la barca el pescador contempla el fértil cielo de Almería
y entona una coplilla a su Creador.

—del libro «ALMERÍA TEMPRANA»— de Antonio García Vargas

 

PHIBOS (SECUENCIA FIBONACCI)

—FIBOS—

Poesía matemática basada en la Secuencia Fibonacci
φ
PHIBO (o “estrella andalusí”)

CREACIÓN
φ
Tú,
Phi,
eres
pálpito
efervescente.
Ah tú, áurea maravilla,
copulas con la esencia auroral del número
hasta lograr la suma de las partes por el todo y alcanzar lo eterno.
Indefinible concepción del infinito
expresada en la exquisita
música versal
que emana
pura
de
ti
φ

INTRODUCCIÓN
Desde antiguo, encontramos signos, claves, señuelos y mundos oníricos, tanto en la pintura como en la arquitectura y muchas otras artes. La poesía no puede por menos, como Arte precursora de las demás artes, que sumarse a esta especie de investigación que nos lleve al excelso descubrimiento o, simplemente, a la maravilla del paso el tiempo en estado de gracia.

PHIBOS
Entiendo las formas poéticas —las Artes en general—, como algo totalmente alejado del encasillamiento y no como ente repetitivo que no encuentra caminos. Todas las artes evolucionan, buscan, ensayan, llegan a las tripas de la materia buscando con mirada diferente un algo diferenciador en positivo que permita mostrar lo que permanece oculto a simple vista.
Ante el lado tosco de la realidad de las cosas, el verso es siempre catalizador; instrumento evanescente que penetra lo recóndito mostrando las esencias escondidas. En el caso de los Phibos, el poema toma la matemática de la vida, la seduce, se deja seducir, se hermana y establece una especie de simbiosis hermosísima que lleva a la conjunción de dos elementos aparentemente alejados, nutriéndose de la savia común y alumbrando formas poéticas calientes del frío cálculo matemático. El resultado puede que no aporte grandes descubrimientos pero lleva el sello del entretenimiento en una época traumatizada por las prisas y el desencanto estético.

¿QUÉ SON LOS PHIBOS?
Los PHIBOS son pequeños poemas basados en el número áureo o de oro —también llamado número dorado, sección áurea, razón áurea, razón dorada, media áurea, proporción áurea y divina proporción— representado por la letra griega φ (fi) (en honor al escultor griego Fidias).
Phi nace como parte de una Razón geométrica; tal como su hermano Pi, el conocido 3,14,16. Son parecidos pero distintos pues Pi es eminentemente matemático mientras Phi es esencialmente matemático-geométrico-estético.
Phi, también llamado “Divina proporción”, es el número que define y determina la deliciosa disposición de los pétalos de una rosa; la famosa pintura de Salvador Dalí “Sacramento de la Última Cena”; las conchas espirales de los moluscos o hasta incluso la cría de conejos. Un número misterioso que en literatura matemática especializada se representa como la letra griega “tau”, aunque a principios del siglo XX, el matemático estadounidense Mark Barr le dio el nombre de “Phi”, la primera letra griega del nombre de Fidias, el gran escultor griego que vivió alrededor del 490 al 430 a.C.

Hace un tiempo, a finales del pasado siglo, inicié en lengua española —al tiempo que mi apreciado colega Gregory K. Pincus, cinco años más tarde (desconocidos ambos entonces el uno para el otro aunque mi primer registro de Phibo data de 2001 y el suyo de 2006) lo hacía en lengua inglesa—, la construcción de poemas basados en la Secuencia Fibonacci aplicando dicha secuencia en orden creciente y decreciente. Pincus (sólo concibió sus poemas secuenciales en orden creciente y hasta de 13 sílabas), les dio el nombre de FIB y yo el de PHIBOS, ambos en honor a Fibonacci.

Debido a la forma que adquiere el phibo creciente-decreciente cuando se centra el texto (forma de rombo o estrella) una vez terminado y dada su rara belleza y singular estética, les llamé también “Estrella andalusí”

 

La secuencia de Fibonacci se puede encontrar en la Naturaleza, en la que la flor del girasol, por ejemplo, tiene veintiuna espirales que van en una dirección y treinta y cuatro que van en la otra; ambos son números consecutivos de Fibonacci. La parte externa de una piña piñonera tiene espirales que van en sentido de las manecillas del reloj y otras que lo hacen en sentido contrario, y la proporción entre el número de unas y otras espirales tiene valores secuenciales de Fibonacci. En las elegantes curvas de una concha de nautilus, cada nueva circunvolución completa cumplirá una proporción de 1:1,618, si se compara con la distancia desde el centro de la espiral precedente.

Todo lo relacionado con la Divina proporción es mágico e impresionante, pero no quiero cansar a nadie con datos técnicos que puede encontrar fácilmente en los libros. Lo que pretendo es aplicar la “Secuencia Fibonacci” a la Poesía y construir poemas basados en ella. Es la manera de unir la línea con la estética —geometría y matemáticas—, originando fractales crecientes-decrecientes de inusitada belleza que comienzan y acaban en sí mismos tal como hace cualquier tipo de materia universal pero jamás perecen.

En Almería, Andalucía, España, año 2001
Antonio García Vargas 
Escritor, investigador y profesor de Metros clásicos grecolatinos cuantitativos, adaptados a las Lenguas derivadas del Latín y su Sistema Métrico cualitativo.

Registro 1º – Propiedad Intelectual: Código 1210242561453
07 septiembre, 2001
Ampliación posterior del Registro:
ANEXO, año 2016
A la hora de reflejar sus contenidos en el Registro de la Propiedad Intelectual la llamé PHIBO (FIBO) en honor a Fibonacci y sus bases se rigen por el Sistema Métrico Español, como norma, salvo en el final de verso donde la última palabra tiene solo valor prosódico. Asimismo, toda manifestación artística de cualquier índole —pictórica, musical, escultórica, etc.—, basada o derivada de la obras-modelo registradas en esta fórmula o secuencia versal, sea cual sea el material empleado, queda suficientemente incluida en este Registro general sobre la Propiedad Intelectual en cuanto a autoría de la persona reflejada en dicho Registro y todos los Derechos quedan asimismo Reservados, tanto a nivel nacional como internacional.
Código de ampliación Registro: 1602106485065
Licencia Pública de la Unión Europea v1.1
Fecha de registro: 10-feb-2016 16:11 UTC

SOBRE LA TINTA DE LOS CALAMARES

El ilustre poeto se atusa los bigotes, se quita los anillos, se abre la bragueta, se baja el pantalón.
Y se sienta en la taza, apretando muy fuerte; rugen los intestinos y se abre el esfínter. Tras el fragor del pedo aparece la mierda.
Suspira satisfecho. Se limpia y recompone, apenas si vislumbra en el espejo algo más de equipaje que su ego.
Ese aedo de plástico que jode los parámetros del verso, recibe los laureles y las palmas de sus primos hermanos mientras firma sus libros en burdeles suntuosos.
Ese seso de látex que versa los poemas desde el wáter sembrando las memorias de fonemas que huelen a distancia, él y los que le aclaman con pito y pandereta, apenas si se muestran diferentes… de las ratas.
2015-Antonio García Vargas

ÁNGEL DE LUZ Y SOMBRAS

Vamp101

Ángel de luz y sombras

 Fue apenas un leve escalofrío en la base de mi espalda; una ligerísima vibración del aire físico circundante en la piel, como cuando se abre la tapa de un congelador, suficiente para mis alertados sentidos. Sin volverme, alcé la mano con la palma hacia atrás y tracé en el aire un cortafuegos.
La katana quedó inmóvil en su arco descendente y el paralizado individuo recién aparecido del vórtice compuso una mueca de sorpresa y temor. Era un programa bastante simple y ello me hizo pensar que se trataba de un movimiento de distracción por lo que me giré hacia un lado y sorteé el mortífero golpe de una segunda katana refulgente; un arma de luz que sólo podía pertenecer a un Nostromo de rango medio.
Era una constante desde hacía siglos. De cuando en cuando aparecía alguien dispuesto a matarme; miles de puertas hacia tantos otros universos con mi nombre grabado a fuego se veían traspasadas por estos asesinos del espacio virtual. El Creador no cejaría jamás en su empeño por eliminarme.
Miré al asesino. Era un ángel violeta de la secta de Jefael según denotaba su aura; uno de los templarios encargados de eliminar interferencias. Eso era yo. En eso me había convertido, en una simple y molesta interferencia. Miré sus ojos protegidos por puntos discontinuos para contrarrestar un probable ataque de luz por mi parte. ¡Estúpidos, estancados en sistemas de defensa caducos!. Entré en su mente a través de su oculto tercer ojo de silicio y flagelé sin piedad sus circuitos curvando el algoritmo de la base y provocando su total descomposición mental y física. En la matriz, en un bucle de su memoria volitiva, encontré lo que buscaba durante mucho tiempo atrás: el lugar donde la tenían oculta y la certeza ¡al fin! de que ella aún estaba con vida.
Diluí el ánima de ambos asesinos y me dispuse a emprender la marcha. ¡ELLA estaba viva! Lo demás carecía de importancia. A partir de ahora sería yo quien les buscara en sus propios dominios.
Cristalicé mi cuerpo en unidades de luz fría para el largo viaje y me adentré en el psicohiperespacio total.
 
Fauno